Una zorra que estaba hambrienta, al ver en el hueco de una encina panes y carne abandonados por unos pastores, se metió en él y se los comió. Pero, como se le hinchase el vientre y no pudiera salir, gemía y se lamentaba. Otra zorra que pasaba por allí, al oír su gemido, acercándose le preguntó el motivo. Cuando comprendió lo que le había pasado, le dijo: «Aguarda ahí hasta que estés como estabas cuando entraste, y así fácilmente saldrás».
La fábula muestra que el tiempo resuelve las dificultades de las cosas.
ESOPO
Fábulas
Madrid: Alianza Editorial, 2011
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